Cerramos el curso 2022/23 por el derecho a la vivienda con la alegría de haber logrado firmar 16 alquileres sociales
Esta semana despedimos la asambleas hasta el jueves 7 de septiembre. En agosto no hay actividad judicial ni riesgo de desahucios, lo que nos permite descansar un mes para recargar las pilas y afrontar el nuevo curso con energías renovadas.
El curso que cerramos ha sido largo e intenso, cargado de lucha, victorias y empoderamiento para afrontar la situación. Vivir con la angustia de un inminente desahucio, el sufrimiento de no poder pagar la hipoteca y perder tu casa, la desesperación de no poder pagar el alquiler o acceder a uno, el miedo de verse empujado a ocupar una vivienda donde poder vivir y negociar una solución con el mismo sistema que te expulsa a los márgenes de la sociedad, son situaciones muy complejas de afrontar y superar cuando lo haces en soledad por miedo, vergüenza o desconocimiento.
Los bancos, los fondos buitre y todo lo que envuelve el negocio inmobiliario, nos quieren hacer creer que somos culpables de ser pobres. La realidad, a lo largo de los 12 años que llevamos asesorando, acompañando y peleando del lado de quien más sufre, no enseña que de culpables nada, somos victimas de un sistema que oprime, expulsa y, demasiadas veces, da la espalda al sector más vulnerable de la sociedad.
La lentitud de la burocracia institucional, la falta de voluntad a aplicar las leyes que nos protegen o el exceso de protocolos ante situaciones de extrema urgencia, son factores que lo único que hacen es aumentar la desesperación de quien sufre.
La PAH, no solo empujamos a la creación de mecanismos legales para garantizar el derecho a la vivienda para todo el mundo, llegamos donde la administración no llega y damos ese soporte humano necesario para afrontar la situación de exclusión residencial y social que sufren todas las personas que formamos parte del colectivo.
Con empoderamiento individual y colectivo, negociaciones y acción directa, a bancos y administraciones, este curso hemos logrado que dieciséis familias firmen su alquiler social. Sin duda alguna la mejor recompensa y la mayor victoria que podemos conseguir. Hemos logrado doblegar en 2 ocasiones al Banco Sabadell, 3 a Caixabank y 7 a La Sareb, así como cuatro pisos de la mesa de emergencia en situaciones, incluso tras ser desahuciadas, donde se nos decía que no había nada que hacer.
Gracias a las convocatorias en puerta y las largas negociaciones con los desahuciadores, hemos logrado suspender cuarenta intentos de desahucio. Un descanso temporal para las personas que viven con el riesgo de quedarse en la calle. Las ordenes de desahucio volverán más pronto que tarde, pero seguiremos trabajando para detenerlos hasta lograr los alquileres sociales que dicta la ley catalana. Gracias a la presión de la PAH, actualmente disponemos de diversos mecanismos legislativos para que esto sea así: la ley 24/2015, la ley 1/2022, la moratoria de desahucios decretada con el escudo social y el proceso de mediación que marca la recientemente aprobada ley de vivienda estatal. Mucha ley y poca voluntad, pero para eso estamos.
A lo largo del curso, no todo ha sido bueno. Hemos visto como a una familia desahuciada y realojada en una pensión, el propio Ayuntamiento de Mollet la dejaba en la calle sin alternativas. Fue gracias a una acampada durante cuatro días, que conseguimos su regreso a la pensión hasta que la Generalitat entregue un piso de emergencia. Hemos vivido como una familia de Montornés era desahuciada sin previo aviso por los Mossos de Escuadra, dos días después de que se les suspendiera el desahucio.
Hemos visto desahuciar por el BBVA a una familia que actualmente está en una pensión tras varias confrontaciones con servicios sociales para ello. El plazo les termina este próximo domingo y no tenemos ninguna garantía, a día de hoy, de que el lunes no estén en la calle.
Fuera del ámbito local, hemos estado presentes en todas las acciones, concentraciones y manifestaciones que ha habido impulsadas por las PAH Catalanas o conjuntamente con otros colectivos de vivienda. Impulsado y participado en distintos talleres para mejorar la autodefensa ante los derechos secuestrados y colaborado con otras causas que nos afectan como ciudadanas.
Terminamos destacando la victoria ante el acto represivo de la policía municipal de Mollet, que fue archivado por el juez sin llevarnos a juicio ante lo inverosímil de las acusaciones.
En septiembre seguiremos organizadas para defender y conquistar nuestros derechos, así como dando la bienvenida a todas aquellas personas que se acerquen a nuestras asambleas, ya sea por necesidad, ya sea para colaborar de manera altruista y solidaria como llevamos haciendo desde 2011.
¡No nos mires, únete!