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Conclusiones del debate sobre vivienda y medios de comunicación

El sábado organizamos un debate sobre Vivienda desde una visión periodística. Hablamos de la problemática y del papel de los medios de comunicación tradicionales, los medios independientes y la comunicación de la PAH.

En el debate participaron los periodistas Andreu Merino (actualmente a pie de calle desde el programa Planta Baixa de TV3), João França (freelance), Laura Ortiz (directora del diario Som Mollet Baix Vallès), Irene Peiró, doctora en periodismo experta en el discurso informativo sobre vivienda y Juanjo Ramón técnico de comunicación especializado en comunicación social y comunitaria.

El debate arrancó con una rueda de presentaciones y una breve introducción a la problemática de la vivienda y el estado de emergencia habitacional que sufrimos desde que estalló la burbuja en 2008. A continuación empezamos con la ronda de preguntas que estuvieron divididas en cuatro bloques:

  • En su último libro, João empieza con la fraseHay que hacer algo”. ¿Cómo veis esta afirmación? Se está haciendo bastante tanto desde la calle como de las administraciones? Se está enfocando bien el tema desde los medios de comunicación?
  • Cuando estalló la crisis del 2008, lo hizo con una sociedad desmovilizada y sin un actor claro que denuncias la situación hasta que entró a escena la PAH y posteriormente el 15M. Fueron unos años de ebullición, con una tarea comunicativa importante y durante un tiempo, según las estadísticas, una mayoría social apoya al movimiento y su discurso. Ahora la problemática es mucho más grande. Hemos pasado de un problema clave como era lo no poder pagar la hipoteca, al problema del alquiler (tanto de no poder pagar los precios abusivos como de las dificultadas y trabas que ponen en la hora de firmar un contrato) y las ocupaciones. El movimiento por la vivienda es más amplio, pero parece que cuesta más llegar a la gente, en contra del apoyo del 80% de la población en 2013 a favor de la ILP Hipotecaría. ¿Qué creéis que ha cambiado en cuanto a relato y como creéis que se podría volver a recuperar el favor social? Se puede romper el sentimiento de propiedad arraigado a nuestra sociedad con una buena tarea comunicativa?
  • Visto desde la perspectiva de investigación y tarea periodística, siendo conscientes que mayoritariamente, detrás de esta tarea no hay profesionales, ¿cómo veis la tarea de la PAH y de los movimientos por la vivienda? ¿Comunican bien? ¿Qué creéis que se podría mejorar?
  • ¿Cuál creéis que ha sido la tarea más importante que ha hecho el movimiento por la vivienda más allá de la denuncia y visibilización de la problemática?

Conclusiones

Cuando estalla la crisis, la PAH demuestra que hay que hacer algo contra los poderes que coartan el derecho a la vivienda. Haría falta más gente movilizada para empujar a las administraciones a hacer más cosas, así como los medios de comunicación, que a pesar de la sensibilización con el tema, publican a raíz del trabajo que se hace desde la calle.

Si la problemática es visible a los medios y en las administraciones, es gracias al trabajo que se hace desde los movimientos. Lamentablemente, los medios han normalizado los desahucios hasta el punto que al suceder cada día, la problemática deja de ser noticia y es dificil cambiar esta tendencia. Aun así, se han visto obligados a poner el problema en el debate público, más allá de su línea editorial.

El discurso informativo ha pasado de cubrir solo la perspectiva del sector inmobiliario y financiero, a hablar de vivienda como derecho y la problemática que lo rodea. Esto se ha producido gracias al trabajo de los movimientos sociales, como el hecho que la cobertura del tema ha aumentado con los años. Una tarea que ha debilitado y ha hecho perder la credibilidad de los medios tradicionales y ha fomentado la aparición de medios independientes.

Hay que romper con el centralismo de los medios generalistas que solo cubren Barcelona, olvidando el resto del territorio donde también existe la problemática. Hay que fomentar los medios locales. Los medios tradicionales tendrían que recurrir más a los movimientos sociales como fuente de información experta y falta rigor.

Las administraciones actúan de forma limitada frente la emergencia y sin una hoja de ruta para resolver la base del problema. Las administraciones no hacen suficiente y estamos en un momento político que no plantea medidas para cubrir la emergencia, tratan la vivienda como un bien de mercado y no como el que es: un derecho. En el ámbito municipal puede haber cierta sensibilidad, pero no hay competencias ni recursos. No se puede legislar desde el consenso intentando que todos los actores – propietarios y familias – estén contentos.

Hace falta una estrategia política a largo plazo.

El cambio más importante del movimiento de vivienda ha sido pasar de la resistencia a la ofensiva y plantear soluciones. Hay que destacar el propositivismo de los movimientos sociales, que a pesar del desbordamiento de las asambleas y la falta de recursos, trabajan para cubrir la emergencia en el mismo tiempo que hacen propuestas legislativas que ponen solucionas estructurales a la problemática. Cuesta incidir a escala política porque las soluciones implican tocar beneficios de un sector que no se atreven a tocar.

Al principio de la crisis se trataba la problemática como un fracaso personal de las personas que perdieron su casa después de perder su trabajo. La empatía se consigue gracias al trabajo de la PAH, pero actualmente tenemos otras dinámicas y nos encontramos en otro punto. Hay un gran trabajo y creatividad por parte de la PAH para llamar la atención de los medios de comunicación, se gane relevancia y poner los temas sobre la mesa. El trabajo de crear alianzas con los medios para conseguirlo es fundamental.

Se ha hecho mucho y muy bien para mantener el relato. Poca gente tiene hoy en día una buena imagen del banco. Pero el poder se reconfigura y sobredimensiona un problema de manera perversa, como podría pasar con las ocupaciones. Hoy el relato ha cambiado a causa del discurso promovido por el sistema más liberal y capitalista, alimentado por los medios tradicionales alimentando el sentimiento de propiedad. Esto ha provocado que en el ámbito social se ha perdido un poco el apoyo mayoritario hacia los movimientos que luchan por el derecho a la vivienda.

El enemigo es poderoso y puede influir a través de los medios de comunicación generalistas o campañas de publicidad como las llevadas a cabo por las empresas de alarmas. La mejor manera de contrarrestar el relato que promueven, es que desde los movimientos sociales no se rehuya la confrontación y se estreche para poder romper estas lógicas inconscientes de algunos medios.

Durante la crisis de las hipotecas había más empatía, puesto que en un país mayoritariamente de propietarios, había el sentimiento de ”me puede pasar a mí”. Ahora que la problemática se ha diversificado y sobre todo debido al discurso en torno a las ocupaciones, se confrontan el derecho a la vivienda con el de la propiedad y aleja en la población de la empatía inicial. Hace falta pedagogía para que la gente entienda la problemática y que las ocupaciones son por necesidad. Hay que romper el discurso de algunos medios de comunicación , priorizar que la ocupación es la última alternativa cuando no queda otra.

A pesar de todo, hay que recordar de donde venimos y que pocos años atrás era inimaginable que la regulación de los precios del alquiler estuviera tan presente, en los medios de comunicación o en el debate político, o que actualmente haya propuestas legislativas para regular ciertas ocupaciones con contratos de alquiler social.

Es muy distinto hablar de derecho a la propiedad privada que hablar de derecho a la especulación. ¿Puedes tener un piso? Si ¿Puedes hacer con él el que te dé la gana? No.

Desde 2008 se ha avanzado mucho, pero si analizamos al detalle la evolución del discurso informativo, vemos que ha sido un continuo de avances y retrocesos en función de la capacidad de los movimientos de contrarrestar en los medios la influencia del rival. Relaciones de poder y contrapoder reflejados en la agenda de los medios de comunicación.

Suele pasar que las principales victorias políticas/legislativas de los movimientos sociales lleguen después (no durando) de sus periodos de más incidencia mediática. Primero convencer a la ciudadanía para que después esto empuje a los partidos a aprobar las propuestas de los movimientos sociales. Un gran ejemplo es la aprobación de la Ley 24/2015, que llega en uno de los momentos de menos difusión de la lucha por la vivienda por parte de los medios de comunicación.

Actualmente, uno de los riesgos más grandes que se corre es la ”institucionalización del discurso”. Una vez los movimientos sociales ponen en agenda las necesidades, con su maquinaria comunicativa, las instituciones se apoderan del discurso. Así cogen más peso en los medios de comunicación, pero silenciando a los movimientos sociales. La comunicación puede contribuir a romper a revertir la situación, pero no es un hecho aislado, forma parte de un entorno social y tiene que venir acompañada de políticas sociales o se queda en nada.

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