Decenas de organizaciones y colectivos, entre los que se encuentran los sindicatos de la Mesa Sindical de Cataluña, colectivos del Movimiento por la Vivienda, casales de jóvenes, organizaciones ecologistas y otras, estamos impulsando una gran movilización contra la subida de los precios de la luz y los suministros, enmarcada en el contexto de crisis y de deterioro de las condiciones de vida que estamos sufriendo.
La manifestación tendrá lugar el sábado 6 de noviembre, a las 18h, a Plaza Universidad. Antes, varias columnas bajarán al centro desde los barrios. Lee el manifiesto, adhiérete y comparte! Nos sobran los motivos para salir a la calle.
El precio de la luz no ha dejado de subir y de encender indignación. Semana tras semana hemos visto cómo los precios han batido récords históricos, bajo la sombra de una mafia de grandes multinacionales que controlan el 90% del sistema eléctrico español, y que especulan y se lucran con un bien de primera necesidad como es la electricidad.
Estas subidas se producen en medio de un aumento general de precios que es todo un ataque contra nuestra capacidad adquisitiva. En el último año la factura de la luz ha subido en un 44%, el coste de los combustibles en un 23% y la inflación general se sitúa ya en más de un 5%, subiendo también el precio de los alimentos y otros productos básicos. Mientras el coste de la vida no deja de aumentar, el desempleo sigue disparado, los trabajos precarios se extienden como una mancha de aceite, nos condenan a pensiones de miseria y continúan los desahucios de familias que no pueden más.
Aunque insistan en el relato sobre la “transición energética”, esta subida de precios no tiene nada que ver con el ecologismo, y de hecho están aprovechando las políticas para reducir emisiones de CO2 para extraer más beneficios. El negocio de la energía es tal que, aunque consumimos menos que hace unos años, los beneficios de estas empresas no han dejado de multiplicarse, igual que los sueldos de sus directivos, consejeros y accionistas. En el caso de la luz, un sistema de precios fraudulento hace que la paguemos muy por encima de su coste de producción.
Pese a sus grandes beneficios, estas multinacionales ofrecen un servicio deficiente: miles de familias sufren reiterados y prolongados cortes de luz, especialmente en los barrios y zonas más humildes. Las medidas tomadas por el gobierno en estas últimas semanas parecen servir para muy poco, y la crisis seguirá haciendo estragos y agravando las diferencias entre unos ricos que cada vez lo son más, y una mayoría que cada vez lo tenemos peor.
Debemos ser claros: garantizar de forma justa el acceso a los medios de vida más elementales, y a las energías en particular, es incompatible con que éstos estén privatizados al servicio de unos pocos oligarcas. Exigimos medidas de carácter urgente para reducir los precios de las energías y de la luz, pero vamos más allá: el problema de fondo no se solucionará hasta que no saquemos de sus manos lo que es nuestro. Las grandes empresas energéticas deben ser expropiadas para ponerlas al servicio del pueblo, y bajo nuestro control.
La batalla de la electricidad se debe librar y ganar en la calle, como otras que tenemos por delante. No hay otra forma, ni podemos perder más tiempo: es hora de que nos movilicemos, para conquistar la luz contra quien nos impone la tiranía de su oscuridad.
El 6 de noviembre, ¡todo el mundo a la calle!