Vivimos una situación de crisis respecto al acceso a la vivienda, una de las bases fundamentales para la vida. Hay una creciente problemática de acceso a la vivienda: aumentos del precio del alquiler, “bullying” inmobiliario, deshaucios… Esta se combina a menudo con vulnerabilidad y precariedad en el ámbito laboral: salarios bajos, trabajos degradantes e inestables y rebajas de las condiciones laborales en general. Esta combinación genera una situación de emergencia social.
En Catalunya entre enero y marzo de 2019 3.557 familias perdieron la casa porque no podían pagar el alquiler o la hipoteca. Las estadísticas dicen que, de media, cada hora en Catalunya una familia se queda sin techo por impago de la mensualidad.
El sistema actual está construído sobre una brutal desiualdad económica, y sus dinámicas provocan que aumente todavía más la concentración de poder en pocas manos. El 2014 el 20% de hogares más ricos del estado español poseía 15 veces más que el 20% más pobre, y el 2017 la cifra pasó a ser de 28 veces más. En el mundo el año pasado las 26 personas más ricas poseían la misma riqueza que los 3.800 millones de personas más pobres. Tenemos claro, pues, que “legal” no significa “ético” o “justo”, y que la gente nos tenemos que organizar para asegurar la posibilidad de una vida digna a todo el mundo.
El movimiento de las PAHs hace 11 años que luchamos por el derecho a la vivienda en todo el estado esàñol, desde la desobediencia civil. A través de la Obra Social de la PAH se han liberado unas 4.000 viviendas vacías de manos de grandes corporaciones para destinarlas a familias que necesitaban techo. La PAHC Baix Montseny llevamos 7 años haciendo trabajo en nuestro territorio. Solo el año pasado recuperamos colectivamente 9 pisos de bancos y fondos buitres.
Hoy hacemos pública la recuperación del Bloc Caliu, un bloque propiedad de la Sareb, “el banco malo”, donde viven 4 familias, 5 personas adultas y 8 menores. La Sareb fue creada durante la crisis del 2008 para absorber los “activos tóxicos” de la burbuja inmobiliaria, casas acabadas o a medio acabar sin vender y las deudas de constructoras y promotoras en fallida. Todos estos activos los pagamos con dineros de los vecinos y vecinas a través de los impuestos. El 2015, con más de 106.000 propiedades, la Sareb era la inmobiliaria más grande de Europa.
Desde la posición de fuerza para la negociación que nos da haber ocupado el edificio y darle vida, exigiremos a la Generalitat y a la Sareb alquileres sociales para estas 4 familias según se estipula en la 24/2015, porque este bloque lo hemos pagado entre todas y no estamos dispuestas a que la Sareb lo “regale” a fondos buitre como está haciendo con todo su patrimonio, teniendo en cuenta el momento actual en cuanto a vivienda.
La situación para mucha gente es precaria y crítica, y hace tiempo que ya nos están diciendo que puede volver una recesión económica. No consentiremos de brazos cruzados las injusticias del draa social que vivimos y que parece que irá a peor. ¡Organicémonos, preparémonos, ayudémonos, empoderémonos y plantemos cara a los grandes poderosos que solo miran por su beneficio!
Por esto pedimos a los vecinos y vecinas de Sant Celoni y del Baix Montseny que nos apoyeis: podéis venir a ayudar con la rehabilitación de las viviendas, implicaros en la PAHC BM o seguir de cerca las informaciones y convocatorias que iremos publicando en nuestras redes sociales.
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¡SÍ SE PUEDE!
Damos a conocer los casos de las familias que vivien en el Bloc Caliu, 5 adultas y 8 menores, y cómo llegaron a la comisión de Obra Social de la PAHC Baix Montseny. Denunciamos las situaciones de injusticia y precariedad en la que se encuentran estas personas, como muchas otras en nuestro territorio.
Una mujer de 63 años, cuando llegó a la PAHC compartía un piso pequeño con 5 personas, se le acababa el contrato y con una pensión de 430 euros no encontraba opciones de alquiler a las que poder acceder. Por parte de las administraciones, la única opción que le ofrecieron fue colocarla en la lista de espera de la mesa de emergencia social para optar a un piso de alquiler social. Una lista que está casi parada por falta de pisos destinados a alquiler por parte del ayuntamiento. Expresa que «Entrar a formar parte de la PAHC me ha devuelto la dignidad y la ilusión. La dignidad de no sentirme culpable por no tener recursos, cuando es el sistema opresivo actual el que nos lleva a la exclusión. Y la ilusión, porque en la PAHC he visto personas luchando y ayudándose mútuamente, y esto me hace creer que un sistema y unas leyes más justas son posibles.»
Una mujer con 2 hijos de 6 y 3 años, se pone en contacto con la PAHC cuando le llega la órden de deshaucio de la casa donde residía por finalización del contrato de alquiler. Con los ingresos de una pensión que no llega a los 700 euros al mes no puede acceder a un piso de alquiler. Otra vez las administraciones solo pudieron ubicarla en la lista de espera de la mesa de emerencia social. Expresa que «la PAHC me ha aportado un apoyo total y ha encontrado en muy poco tiempo una posible solución real a mi problema de vivienda.»
Una mujer de 43 años con 3 hijos de 17, 15 y 11 años. Entra en contacto con la PAHC después de separarse de su pareja poniendo fin así a una relación de violencia machista. Fruto de una ruptura vuelva a vivir en Sant Celoni después de muchos años. Con una situación conflictiva con la familia extensa y con una situación económica muy precaria, sin trabajo y con solo una pensión alimentaria de 300 euros que a veces no recibe, no puede hacer frente al alquiler de un piso para ella y sus 3 hijos.
Una pareja y sus 3 hijos, todos ellos menores de edad. Se les acabó el contrato de alquiler y con un único sueldo de 1.000 euros para toda la familia no consiguen encontrar un nuevo alquiler acesible a su situación económica. Como en los otros casos, la administración se encuentra saturada sin capacidad para ofrecer una alternativa real.