El inmovilismo de los Servicios Sociales de Mollet del Vallés, junto al racismo de las inmobiliarias de nuestra ciudad, han provocado que una familia vulnerable de cinco miembros, se quede en la calle sin ningún tipo de alternativa habitacional
Vasilica y su familia vivían de alquiler y nunca dejaron de pagar. Al finalizar el contrato, la propiedad de la vivienda, un particular, le notificó la no renovación al querer recuperar el piso para su uso personal. Algo lógico y comprensible.
Los problemas empiezan cuando Vasilica, no encuentra ningún soporte por parte de los Servicios Sociales. Se niegan en todo momento a tramitar la mesa de emergencia, cuyo protocolo es claro aunque nuestras trabajadoras sociales optan por la reinterpretación, nunca a favor de la familia.
Al inmovilismo del Ayuntamiento, hay que sumarle la incapacidad para alquilar un piso de mercado por su origen rumano. Ya es un clásico el racismo de las inmobiliarias de Mollet. Terrible el momento cuando Vasilica en nuestra asamblea, asustada por que no veía salida, afirmó ”es que no hay pisos de alquiler en Mollet”.
Con todo esto, el tiempo ha ido pasando y lo que en principio era una relación de cordialidad con la propiedad, ha acabado con Vasilica obligada a abandonar el piso el jueves 15 de junio.
El Ayuntamiento de Mollet ha tenido tiempo de sobra para evitar esta situación. Ahora nos encontramos con una familia sin alternativas, vulnerable y en la calle.
Pero eso sí, según los responsables, todo funciona divino, las trabajadoras sociales son súper majas y no entienden nuestras quejas. Está claro que hablamos idiomas distintos y por el camino son las familias más vulnerables las que pagan el pato.